Libertad de ser madre y ovaire-dose
La Planificación Familiar participa en los debates sobre ética, interesándose no solo en los embarazos no deseados, sino también en el deseo de ser madre por parte de las mujeres estériles o mayores. La década de 1980 se ve marcada por grandes progresos en la imagen médica (ecografías) y en el desarrollo de nuevas técnicas de reproducción asistida que plantean nuevos problemas éticos. ¿Qué tratamientos hay para la esterilidad? ¿Hasta dónde trazar el «límite» de la fecundidad para las mujeres que han tenido menopausia precoz o que quieren tener un hijo tarde? ¿Para qué tipo de configuración familiar? ¿Y las mujeres solteras? ¿Y las parejas del mismo sexo?
Es una revolución cultural para la Planificación Familiar, que pasa del derecho a no tener hijos a defender el derecho de poder tenerlos. En diciembre de 1988, un coloquio dedicado a los nuevos métodos de reproducción asistida reúne a médicos y militantes en la Facultad del Hospital Universitario Saint-Antoine (París). Quince años después de la «bronca» de la fase izquierdista, parece que vuelve la paz entre el cuerpo médico (médicos especialistas) y la Planificación Familiar.
El cartel del coloquio incorpora una imagen médica asociada al juego de palabras «ovaire-dose»[1]. Se trata de jugar con los riesgos y peligros de los nuevos métodos de reproducción asistida: ¿a qué precio se crean estos niños? Ya no hablamos, pues, de maternidad feliz, sino de maternidad «segura» para la madre y el bebé (en el sentido científico del término).
[1] N. de la T.: El juego de palabras se produce porque «ovaire-dose» («ovario-dosis») se pronuncia igual que «overdose» («sobredosis»).