La lucha por la contracepción y el aborto
«Un bebé… si yo quiero… cuando yo quiera». El impacto y el éxito duradero de este eslogan es emblemático en la lucha del MFPF debido al carácter central de esta reivindicación de «poder elegir». Y esto ha sido así desde sus inicios. La imagen de los tres perfiles que acompaña dicho eslogan en este cartel ha impresionado sin duda menos a la opinión pública.
Esto implica un cuestionamiento directo de la ley de 1920 que prohíbe cualquier forma de control y de planificación de la natalidad. La idea que se defiende es que el deseo de ser madre aporta felicidad tanto a los padres como al bebé.
Dicha idea termina imponiéndose tras una larga lucha de varias etapas. Al principio, el MFPF exige únicamente la contracepción para luchar contra el aborto, considerado como una lacra social que surgió al no poder controlar la maternidad. No se trata de liberalizar el aborto, ya que en teoría se reserva solo a algunos casos particulares. Pero en la década de 1970, después de la acción del Movimiento de Liberación de la Mujer (MLF) y la creación del Movimiento por la Libertad del Aborto y de la Contracepción (MLAC) que exigen un aborto libre y gratuito, el MFPF también apoya esta reivindicación. Es el momento en el que las bases del MFPF cambian y las militantes feministas recuperan el control mientras que la mayoría de los médicos abandonan la organización.
Es lo que sugiere este cartel de 1978 que, al contrario de lo que sucede en los primeros carteles, ya no representa a la pareja, sino a las mujeres. El 17 de enero de 1975 se promulga la ley Veil, que autoriza la IVE en las diez primeras semanas del embarazo. La ley es «experimental», con una duración de cinco años. La Planificación Familiar actuará para que se aplique de forma efectiva y para que se adapte definitivamente, lo cual se conseguirá el 30 de noviembre de 1979.
Bebé (no) deseado
La idea principal de la Planificación Familiar es que una maternidad deseada, más que una consentida, es una condición imprescindible para ser felices. A lo largo de los años se emplean dos retóricas diferenciadas para desarrollar este mismo argumento.
De la retórica científica…
«Cuanto más satisfaga un bebé todos los deseos de quienes le reciben en este mundo, más oportunidades tiene de verse satisfecho en el plano afectivo, moral e incluso, por así decirlo, biológico […] y la psicología descubre cada día más lo importante que es el amor y, evidentemente, un amor equilibrado para el desarrollo psíquico e incluso físico de las criaturas».
Esta afirmación de André Berge, médico de la Planificación Familiar, desarrolla una retórica científica para justificar la necesidad de autorizar el control de natalidad, ya que se ha probado médicamente que un bebé deseado es más equilibrado. El doctor Berge es uno de los teóricos de la «infancia inadaptada» que defiende la idea de que la poca atención de la madre hacia su bebé puede ser la causa de comportamientos desviados. Es una de las características del MFPF en sus comienzos: proporcionar legitimidad científica a un debate sociopolítico.
… a la retórica feminista
La natalidad deseada es, pues, una alegría según este cartel, mientras que la natalidad no deseada es sinónimo de peso, fatiga y falta de felicidad.
Este cómic casero lo ilustra perfectamente. Vemos a una mujer atareada día y noche con tareas domésticas. Viendo la cantidad de pantalones en el tendedero, entendemos que se trata de una familia numerosa. Hay un niño con ella, pero parece que no tiene tiempo de ocuparse de él. Quiere tomarse la píldora para no tener más hijos porque esto sería sinónimo de trabajo extra. La respuesta de su marido demuestra la absurdez de la situación, en la que la mujer, agobiada por los continuos nacimientos, debe pedir la autorización a su marido para utilizar un anticonceptivo.
La fecha de este cómic no es anodina. Se produce en la década de 1970, cuando la píldora se autoriza por ley. Esta vez se trata de denunciar el poder del marido sobre su mujer, y del hombre sobre la mujer en general. Esto nos hace pensar, pues, en el eslogan que circula en el MLF: «nuestro cuerpo nos pertenece». La retórica ya no se sitúa en el plano científico, sino en el plano militante. Y el eslogan «un bebé… si quiero… cuando quiera…» adquiere una connotación feminista.
Existe un dibujo similar en el MFPF y en el MLF: un bebé que declara que es «más guay cuando somos deseados». Lo encontramos en el primer número del Torchon Brûle, periódico creado por militantes del MLF y en este cartel del centro de planificación familiar de la Creuse en 1975. Desde sus comienzos, la Planificación Familiar desarrolla el tema clásico del bebé deseado y feliz. Las feministas lo adaptan después y luego regresa al MFPF. Esta circulación de los temas muestra que el MFPF es un actor del movimiento feminista por derecho propio.
Los hitos de una larga lucha
Desde 1956, Maternidad Feliz se opone a la ley de 1920. Solo tras una lucha de casi treinta años se pone realmente en tela de juicio su principio.
- 29 de diciembre de 1967: se gana una primera batalla. La ley Neuwirth autoriza la venta de anticonceptivos. No obstante, es solo una victoria a medias, ya que se sigue prohibiendo cualquier tipo de publicidad, se necesita una autorización de los padres hasta los 21 años, la seguridad social no reembolsa los anticonceptivos, y el aborto todavía está prohibido.
- 28 de junio de 1974: se liberaliza la contracepción, la seguridad social reembolsa la píldora y las menores pueden conseguirla.
- 17 de enero de 1975: la ley Veil autoriza la IVE en las diez primeras semanas del embarazo por un período de prueba limitado a cinco años.
- 30 de noviembre de 1979: se renueva la ley de 1975.
- Diciembre de 1982: la ley Roudy autoriza que la seguridad social reembolse la IVE.
- 4 de julio de 2001: la ley Aubry reforma las leyes Neuwirth y Veil. El plazo legal de la IVE aumenta a doce semanas y ya no es obligatoria la autorización de los padres para las menores.
- 4 de agosto de 2014: la ley para «la igualdad real entre mujeres y hombres» elimina la noción de «situación de peligro» de las mujeres que quieren acceder al aborto.
- 27 de enero de 2016: eliminación del plazo obligatorio de reflexión de una semana y autorización de la práctica de los abortos farmacológicos por parte de las matronas.
MFPF, MLAC y MLF
En lo que respecta a la lucha por un aborto libre y gratuito, «la cuestión de la relación entre legalidad, ilegalidad y legitimidad se encuentra en el centro del análisis político y social de este período». Frente al MLAC y al MLF, el MFPF se mantiene primero en la legalidad y luego pasa también por la ilegalidad para presionar al gobierno y legitimar las reivindicaciones feministas.
La ofensiva feminista por el aborto libre y gratuito
Una de las reivindicaciones del Movimiento de Liberación de la Mujer es, desde sus inicios, la lucha por el aborto libre y gratuito. Es una causa que reúne a todos los grupos y «la liberalización del aborto constituye un reto excepcional para popularizar el movimiento de las mujeres». Efectivamente, su acción se sitúa en el plano mediático para sensibilizar a la opinión pública y para que reaccionen las autoridades políticas. Dos principales acontecimientos desempeñan este papel. En primer lugar, el desencadenante de todo es el manifiesto publicado el 5 de abril de 1971 en Le Nouvel Observateur en el que 343 mujeres famosas declaran haber abortado y donde también se incluyen las firmas de militantes y mujeres famosas. Este manifiesto denuncia la hipocresía general frente a los abortos clandestinos. Para las militantes del MLF, consiste también en denunciar el control del cuerpo de las mujeres por parte de las autoridades públicas. En la declaración se precisa que no se reivindica una nueva ley, sino la supresión pura y dura de todas las leyes que regulan el aborto. El segundo acontecimiento mediático es el juicio de Bobigny, donde Gisèle Halimi, quien fundó la asociación Choisir («Elegir») para prestar asistencia jurídica a las mujeres atacadas por abortar, defiende a Marie-Claire, menor que ha abortado después de una violación. La abogada feminista aprovecha la oportunidad para vituperar la ley de 1920 y la injusticia de clases que esta provoca.
El papel del MLAC
En 1973 se crea el Movimiento por la Libertad del Aborto y la Contracepción (MLAC), una especie de unión entre el MLF, el MFPF, los sindicatos y los partidos políticos. Tiene dos vicepresidentas: Jeannette Laot, de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), y Simone Iff –entonces vicepresidenta del MFPF–. Es una asociación mixta que reúne a miembros del Partido Socialista francés (PS), del Partido Socialista Unificado (PSU), de la CFDT, y también a personas sin afiliación partidista. La condición para afiliarse al movimiento es aceptar la Carta que mezcla «el vocabulario clásico de la extrema izquierda y de la izquierda» y un «discurso feminista». Esta carta afirma que «el MLAC luchará para que la gente exija la creación de centros que pongan a disposición de todos, en las mejores condiciones, la información sexual, la contracepción, el aborto y su popularización».
El MLAC defiende, pues, la práctica de abortos, lo que da amplia publicidad a su postura. Su especificidad es hacer que esta reivindicación forme parte de los movimientos de izquierdas y, al mismo tiempo, incluirla en la continuación de las luchas de los años 1968.
El cambio de postura del MFPF
En el momento de su creación, Maternidad Feliz apoya la idea de que el aborto es el último recurso que hay que intentar eliminar con el desarrollo de la contracepción. Marie-Andrée Lagroua Weill-Hallé, fundadora de la asociación, se opone personalmente a la liberalización del aborto. En cambio, algunos miembros del colegio de médicos piensan que hace falta actuar por etapas: primero liberalizar la contracepción y luego el aborto. Ellos son los que están detrás de la creación del ANEA (Asociación Nacional para el Estudio del Aborto) en 1969. En 1971, deciden practicar abortos de forma ilegal si el embarazo pone en peligro la vida de la madre o la del bebé, también en caso de violación o incesto, así como para las niñas de menos de 15 años y por «indicaciones sociales de gravedad indiscutible». En estos casos, las mujeres que quieran abortar deberán comparecer ante una comisión formada por un ginecólogo, un partero o cirujano, un médico generalista o especialista, un jurista y un trabajador social. La ANEA se mantiene en la lógica de que los médicos tomen la decisión en el caso de aborto terapéutico.
Es en 1973, durante el 10º Congreso de la Confederación del MFPF, cuando se produce el verdadero cambio. Simone Iff, que estaba a punto de convertirse en presidenta del movimiento, anuncia que, «al no querer huir de sus responsabilidades en las circunstancias actuales, el MFPF, que desde hace quince años lucha por la información sexual y la contracepción, […] se pronuncia a favor del aborto y la contracepción libres y reembolsadas por la seguridad social, es decir, el MFPF se opondrá siempre a cualquier restricción que no permita que la mujer, incluida la menor de edad, decida libremente». Las federaciones del MFPF practicarán, pues, abortos para «exigir responsabilidades a los poderes públicos».
Este comunicado alude a las «circunstancias actuales». Esto nos hace pensar en las presiones ejercidas por el MLF y el MLAC. La legitimidad médica da paso a la legitimidad política. Es lo que muestra este cartel de 1974, donde no solo opone los hombres a las mujeres (el «nosotras» expresa una conciencia de género), sino también la ley a la que se da voz en la calle, y el pasado (1920) frente al presente (1974). Escenifica lo que bien parece una manifestación del MLF: una serie de mujeres que cantan y gritan para afirmar su libertad de elegir. En el momento en el que se está debatiendo la ley Veil, el MFPF expresa la libertad de las mujeres de disponer de su propio cuerpo. El cartel también traduce la eliminación del poder de los médicos dentro de la asociación en beneficio de las feministas militantes y su «base», es decir, las mujeres de la calle.
La aplicación del derecho a abortar
La Planificación Familiar sigue exigiendo mejoras claras en la aplicación de la ley Veil. ¿Cuántos médicos rechazan aún practicar abortos, alegando la cláusula de conciencia? ¿En cuántos hospitales hay que sortear la negativa de los ginecólogos para aplicar el dispositivo previsto por la ley Veil?
Una vez confirmada la ley Veil en 1979, el problema del coste del aborto no desaparece completamente. Su reembolso forma parte de las promesas del candidato François Miterrand. En diciembre de 1982, el MFPF se alegra de este reembolso, ya que el MFPF no es solo una asociación feminista que denuncia, sino que también se alegra de los progresos y avances legislativos. El 65 % de las personas encuestadas en un sondeo aprueban esta medida. Menudo camino se ha recorrido en veinte años…