La década de 1970: la liberación de los cuerpos
En la década de 1970, en un contexto de efervescencia feminista, la Planificación Familiar cambia su configuración y amplia sus objetivos. Simone Iff es elegida presidenta en 1973. Esta mujer de cincuenta años tiene una gran experiencia sobre el terreno. Es consejera del MFPF desde la década de 1960. Gracias a ella, la base del movimiento, mayoritariamente compuesta por mujeres, toma el poder frente al control de los médicos, mayoritariamente hombres. Estas mujeres se oponen en ese momento a la creación de un sector «sexología», lo que significaría el control de la sexualidad por parte de los especialistas. Tras mayo-junio de 1968, se cuestiona el poder médico en favor de la libertad de cada uno/a.
Este cartel ilustra esta aspiración. En primer plano observamos dos cuerpos desnudos abrazados representando el placer sexual. En segundo plano se ven mujeres y hombres sonrientes, que, reunidos/as quizá para manifestarse, dan un carácter social a esta reivindicación. El texto aclara que el deseo de vivir plenamente abarca todas las esferas de la vida: la educación, el trabajo, el ocio y las relaciones amorosas. Este cartel recuerda el lema de mayo del 68 («goza sexualmente sin obstáculos») y se inscribe en la continuidad de esta cultura de desafío a la autoridad.
Esta lucha afecta especialmente a las mujeres y al control de su cuerpo frente a las limitaciones morales y políticas, tema que comparte la Planificación Familiar y el MLF. Más adelante, esta reivindicación se amplía a la idea de la libre sexualidad.
«Es mi cuerpo»
En la década de 1970, el tema de la reapropiación del cuerpo por parte de las mujeres se populariza gracias al movimiento de la mujer con lemas como «no somos muñecas», «es mi cuerpo», etc. El MFPF, que ha reflexionado mucho sobre el control religioso y político del cuerpo, se une al MLF en esta reivindicación.
La imagen de la mordaza está, pues, muy presente en los carteles. Esta expresa dos cosas: por un lado, la mordaza en la boca hace alusión a que las mujeres no pueden expresarse y, de forma metafórica, a su falta de libertad y de libre albedrío. Es lo que expresa este cartel que, muy lacónicamente, representa la acción de una mano (¿su propia mano?) que viene a liberar la boca de una mujer amordazada.
Pero también puede asociarse al tema de la contracepción y el aborto, dado que disponer de su propio cuerpo significa poder elegir ser madre. En ambos casos, los carteles sitúan a las mujeres en una posición de resistencia frente a la opresión, como la mano liberadora en el primer cartel y el puño cerrado en el segundo que, con su tamaño desproporcionado, simboliza la lucha. Además, el uso de la primera persona del plural recuerda los lemas del MLF: las mujeres en calidad de mujeres reclaman sus derechos. El MFPF es promotor de un tema principal de la segunda ola del feminismo: lo personal (el cuerpo, la sexualidad) es político.
La libertad toma cuerpo
En los albores del tercer milenio, el discurso de la Planificación Familiar incorpora el hecho de que puede haber diversas sexualidades, sin que por ello haya jerarquía entre ellas. El mensaje se sirve de una «comunicación» más visual, más «profesional» y estética.
El cartel representa dos siluetas abrazadas, andróginas, y esta incertidumbre que expresa la imagen se desplaza al mensaje. Podría tratarse de dos personas del mismo sexo y se confirma así el principio de que «la libertad toma cuerpo». Libertad de amar a quien queramos, como queramos, sin riesgo ni obstáculo(s).
Aunque la cinta verde «sexualidad-contracepción-aborto» contextualiza el mensaje en el marco de una relación heterosexual, la imagen permite ampliar el ámbito de las luchas de la Planificación Familiar a la libertad en la orientación sexual.