La planificación familiar y los jóvenes
Los jóvenes constituyen la población prioritaria de la Planificación Familiar, aunque en un principio la asociación se dirige a las parejas. Efectivamente, las décadas de 1960-1970 son una época en la que los jóvenes del baby boom se inician en una sexualidad más libre.
Esto no está exento de problemas, ya que la posibilidad de informar a los menores crea un gran debate dentro del MFPF con la apertura de los centros. Esto suponía superar dos obstáculos: la ley (la ley Neuwirth de 1967 excluye a las menores porque la contracepción está reservada a las mujeres mayores de edad o casadas) y la moral.
Sin embargo, a partir de 1974, la ley autoriza que los centros de planificación familiar distribuyan anticonceptivos de forma gratuita y anónima a las menores con receta médica. Este cartel lo anuncia claramente: se trata de informar a las jóvenes de sus derechos. Se dirige directamente a ellas: el cartel es de color vivo, la pareja es parecida a ella –relativamente similar con las piernas cruzadas, la ternura del acercamiento, la vestimenta similar–, y se utiliza una silueta anónima con un mensaje sencillo. La idea principal es que no hay edad para comenzar a tomar anticonceptivos y que la madurez sexual no corresponde con la mayoría legal.
Los jóvenes son más independientes que sus padres, lo que les permite una mayor libertad sexual. La educación sexual desempeña un papel importante en este proceso. La libertad debe ir asociada a la responsabilidad. El MFPF se aprueba como movimiento de educación popular en 1971.
La educación sexual de los jóvenes: ¿una cuestión de moral?
Aunque se entiende que la educación sexual debe impartirse desde edades muy tempranas, la postura del MFPF es delicada cuando se trata de informar a los menores sin la autorización de los padres. Este debate sobre la sexualidad de los jóvenes afecta a toda la sociedad francesa en las décadas de 1960 y 1970, dado que existen dos pensamientos opuestos.
¿Hay que facilitar la vida sexual de los jóvenes?
«La generación del baby boom estuvo sumergida, durante la primera infancia y la adolescencia, en un ambiente sexualmente controlado». Una ley que lleva en vigor desde el 16 de julio de 1949 instaura una comisión para la vigilancia y el control de las publicaciones dirigidas a la infancia y adolescencia, que principalmente debe protegerlos del erotismo reinante. De manera más general, toda una corriente de pensamiento conservador recomienda exponer a los jóvenes lo más tarde posible a la sexualidad. Así, uno de los principales obstáculos morales para implementar una educación sexual en los centros escolares es el miedo a incitar a los jóvenes al libertinaje. «A esta edad, la información sexual, aislada por su tecnicidad, se convierte rápidamente en pornografía», declara el diputado Jean Capelle durante los debates para la creación de una Oficina Nacional de Información y Educación Familiar en 1972.
Por el contrario, existe un pensamiento más liberal que parte de la constatación de que de todas formas los jóvenes se ven expuestos a la sexualidad a una edad cada vez más temprana y que es mejor informarlos para evitar que la ignorancia tenga consecuencias nefastas (enfermedades venéreas, abortos…). Es lo que expresa Simone de Beauvoir cuando declara que «es absurdo pensar que la juventud se “pervertirá” si les dejamos anticonceptivos a su alcance. Si los jóvenes conviven libremente es porque se ven empujados por el amor y las necesidades sexuales. No son las sanciones las que van a impedir esto. La pena de muerte no impide que haya criminales».
¿Hay que sustituir la patria potestad?
En lo que respecta a la educación moral, otra cuestión importante es el propio papel del Estado o de las instancias independientes frente al de los padres. Para unos, la autorización de los padres es indispensable; para otros, es necesaria la discreción de estos, que rechazan a veces la sexualidad de sus hijos.
Finalmente, a lo largo de la década de 1970 tienen lugar los primeros avances en lo que se refiere a la liberalización de la sexualidad de los jóvenes. Después de las reivindicaciones de 1968, el ámbito sociopolítico toma el control de la situación. Desde finales de la década de 1950, la sexualidad se convierte en objeto de estudio, entra en las asambleas y se debate sobre ella públicamente, como muestra Janine Mossuz-Lavau. Además, cuando Valéry Giscard d’Estaing llega al poder, hay una voluntad de modernizar la sociedad. Esto se traduce principalmente en la reducción de la mayoría de edad de los 21 a los 18 años. Por último, la ley del 28 de junio de 1974, que autoriza a los centros de planificación a distribuir anticonceptivos de forma gratuita y anónima a los menores que tengan receta médica, supone un cambio fundamental.
Es un verdadero logro que el poder político tome en cuenta la sexualidad de los jóvenes, como muestra con humor este cartel de 1987, que puede entenderse como la metáfora del paso de la sexualidad del ámbito privado al público desde la década de 1960. Efectivamente, la conquista de la luna, que queda representada aquí con un astronauta escalando una montaña, se asemeja a la conquista de la sexualidad, simbolizada a su vez con esta montaña que en realidad parece el pecho de una mujer.